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martes, 1 de octubre de 2019

Siempre debemos mantenernos de pie


En la vida es inevitable tener problemas. De hecho, y aunque suene chistoso, tener problemas es parte inevitable de la vida. Como sea que miremos las cosas, siempre existirá la posibilidad de enfrentar situaciones conflictivas que permanentemente nos ponen a prueba.

La falta de dinero, la enfermedad, las malas relaciones de pareja, los problemas en el trabajo, las dificultades con los hijos, etc., son el caldo de cultivo perfecto en donde se asientan todos y cada uno de los problemas que los seres humanos experimentamos diariamente.

Pareciera ser que vivir una vida libre de obstáculos y de tropiezos, fuera algo completamente imposible de lograr.

Los problemas que a diario enfrentamos, sin importar si son grandes o pequeños, nos colocan siempre en un estado de negatividad en el que difícilmente podemos encontrar una salida.


La negatividad siempre está presente

A medida que las dificultades arrecian, mayor es nuestra sincronización con los pensamientos negativos que, en lugar de impulsarnos hacia arriba, nos arrastran hacia abajo, de la misma manera en que una corriente submarina arrastra a un nadador con el único fin de ahogarlo y no permitirle salir a flote a la superficie.

Si bien hay personas que nacen con unas condiciones de vida más favorables que otras personas, lo único cierto es que todas las personas en este mundo, estamos sometidas a las dificultades propias de la vida que nos impiden mantener una sonrisa permanente en el rostro.

En pocas palabras, la vida de una o de otra manera, busca hacer que caigamos y hace siempre su mejor esfuerzo para que no podamos ponernos en pie. Es la lucha permanente que existe entre la energía negativa y la energía positiva que habita adentro de cada uno de nosotros.

Siempre debemos mantenernos de pie

Sin embargo, esto es justamente lo que ninguna persona debe hacer frente a la dificultad. Sin importar cuán difícil sean las condiciones que la vida nos pone a cada momento, siempre debemos mantenernos de pie, siempre debemos tener la mentalidad de un verdadero guerrero que nunca se deja abatir y que lucha con todas sus fuerzas por alcanzar la victoria, sin importar lo grande y peligroso que pueda verse su enemigo.

Pueda ser que algo nos haga sentir caídos, abatidos, con ganas de darnos por vencidos, y con un profundo deseo de que la vida termine muy pronto para que de igual forma termine todo el sufrimiento, pero sin importar si esto es así, siempre debemos mantenernos de pie en nuestro interior.

Por más dura que sea la adversidad, en nuestro interior debemos mantener la actitud de un ganador, la actitud de alguien que sabe que siempre saldrá victorioso de cualquier clase de prueba a la que sea sometido.

Es en nuestra mentalidad interna donde radica la diferencia entre una persona que se da por vencida y permite que la vida lo tire al suelo, y una persona que sin importar lo que esté viviendo, mantiene siempre su frente y su confianza en alto porque sabe que todo en esta vida tiene solución.

Nosotros le damos grandeza a los problemas

Los problemas tienen la grandeza que cada uno de nosotros les da. Hay personas que a las cosas más pequeñas e insignificantes las transforman en enormes monstruos de 7 cabezas, mientras que hay otra clase de personas que a los monstruos de 7 cabezas los transforman en cosas pequeñas e insignificantes.

Los primeros son los que siempre están llamados a vivir doblegados frente a la vida, y los segundos son los que siempre están llamados a triunfar y a sobreponerse frente a cualquier clase de dificultad.

Siempre debemos mantenernos de pie. Si nuestras convicciones y nuestras creencias son lo suficientemente fuertes, nada podrá nunca arruinarnos el día y mucho menos podrá arruinarnos la vida.


Una mentalidad indestructible

Todas las pruebas que pasamos a lo largo de nuestra vida, buscan tan solo que seamos capaces de desarrollar esa mentalidad indestructible que es capaz de transformar una realidad decadente, en un paisaje completamente diferente en donde todo aquello que se opone a nuestros deseos, se ve disminuido de tal forma, que absolutamente nada es capaz de detenernos.

Cuando en nuestro interior estamos siempre de pie, en nuestro exterior puede presentarse cualquier clase de dificultad, pero nada tendrá nunca la suficiente fuerza o poder para hacernos caer y desfallecer.

Mantener una mentalidad positiva frente a la adversidad, es la mejor manera de hacer que la adversidad se aleje y que la felicidad aparezca.

No existe un estado de felicidad que podamos alcanzar y que podamos poner por encima de las adversidades, si previamente no tomamos acción y nos hacemos cargo de la parte que nos corresponde.

Siempre se puede ser feliz

Normalmente cuando nos dejamos vencer, cuando somos abatidos por algo que nos produce angustia, desespero, dolor, ansiedad, etc., perdemos la capacidad de ver que más allá de eso que parece ser un obstáculo insuperable, se encuentra la posibilidad de ser feliz y de reír sin importar lo difícil que todo pueda parecer.

Hay personas a las que la enfermedad las tumba en una cama y les impide siquiera levantarse a mirar por la ventana de su habitación los colores del nuevo día, y hay otras personas que, estando tumbadas en una cama por causa de una enfermedad, sin la posibilidad de levantarse para ver los colores del nuevo día, simplemente sonríen con los colores de todo aquello que les rodea.

Mantenerse siempre de pie, es un asunto de enfoque, es un asunto en donde entra en juego la capacidad de hacer de la vida lo que finalmente deseamos que la vida sea.


Las dificultades son imaginarias

Cuando solo vemos dificultades por todas partes, caemos abatidos con facilidad, sin posibilidad alguna de levantarnos. Pero cuando vemos que las dificultades en realidad son más imaginarias y menos reales, es cuando sucede el milagro que nos permite entender que somos mucho más que seres de carne y hueso.

Nuestro espíritu, aquella fuerza que nos provee la vida, es una fuerza inquebrantable, y es aquella fuerza la que nos permite estar siempre de pie, sin importar las diversas circunstancias que nos rodean.

Pueda ser que nuestra carne sea débil y que flaquee con facilidad, pero a diferencia de nuestra carne que es mucho más débil de lo que imaginamos, nuestro espíritu tiene todo el poder para permitir que, frente a cualquier problema o adversidad, podamos estar siempre de pie en nuestro interior.

Si se mantiene siempre de pie en su interior con una mentalidad positiva a toda prueba, todo lo que suceda en su exterior, nunca tendrá la fuerza suficiente para derribarlo.

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