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miércoles, 6 de noviembre de 2019

Que tu alimento sea tu medicina


Ya lo dijo Hipócrates de Cos, un famoso médico de la antigua Grecia quien es considerado el padre de la medicina moderna, que aquello de lo que nos alimentamos, puede ser tal vez la única medicina que nuestro cuerpo necesite para funcionar correctamente.

Existe una relación muy estrecha entre la buena salud del cuerpo humano y la comida que consumimos cada día. No en vano, este conocimiento respecto a la importancia que tiene el saber alimentarse, es algo que se fue perdiendo con el paso de los años hasta llegar a la era moderna, en donde casi ninguna persona sabe cómo alimentarse correctamente a fin de que su propio cuerpo reciba los nutrientes que le son necesarios para funcionar de una manera armónica.

En la antigüedad, cuando no existía el arsenal de recursos de que dispone la medicina moderna para tratar las diferentes dolencias que aquejan diariamente a las personas, la comida era algo que se tomaba muy en cuenta para poder garantizar que las personas pudieran gozar de largos años de vida y de buena salud.

Imaginen por un momento a las personas de hace 3 mil, 4 mil o más años de antigüedad, sin poder contar con un solo medicamento que les permitiera tratar ninguna de las enfermedades más comunes de su tiempo. En ese entonces frente a la enfermedad, tan solo la comida podía hacer la diferencia entre gozar de una buena salud, o vivir en un estado de permanente enfermedad.


Todo simplemente cambió

Pero los años pasaron, los tiempos cambiaron, la comida se industrializó y comenzó a dejar de ser sana y natural, para convertirse en un caldo de sustancias químicas que le permite sobrevivir en los anaqueles de un supermercado y en las casas de sus compradores, durante largos periodos de tiempo sin descomponerse.

Este mal llamado avance de la industria alimentaria, trajo como consecuencia mayores males asociados a la pérdida generalizada de la salud, en lugar de traer consigo mejoras constantes que beneficiaran a todas las personas.

Sin ir demasiado lejos, hace poco menos de un siglo, enfermarse de algo como un cáncer era algo complemente impensable y las personas, tal vez viviendo menos años de vida de los que se pueden vivir actualmente, gozaban en términos generales de una muy buena salud.

Hoy en día, por el contrario, el cáncer, por mencionar tan solo esa enfermedad, es algo que ya hace parte de la sociedad y de lo que la sociedad ya no suele asombrarse o extrañarse. En pocas palabras, el que alguien hoy en día enferme de algo como el cáncer, es considerado un asunto mucho más normal y natural de lo que se creía hasta hace tan solo unos cuantos años.

Curiosamente, detrás de la expansión de esta temible enfermedad, la comida ha jugado en los tiempos modernos un papel preponderante.

¿En realidad ha habido algún avance?

Y todo tiene una lógica. Un alimento cualquiera, una papa por ejemplo, tiene un tiempo de vida útil estimado en tan solo unas cuantas horas o quizás un par de días en condiciones normales de conservación. Sin embargo, con la “ayuda” de la química, el tiempo útil de vida de los alimentos, se expandió enormemente, hasta el punto de llegar a que alimentos como los que venden grandes empresas como McDonald’s, puedan llegar a tener una vida casi eterna, sin descomponerse o degradarse como le sucedería a cualquier alimento no procesado, bajo los estándares actuales de la industria moderna de los alimentos.


En ese afán de la industria alimenticia para poder vender sus productos en mayores cantidades y poder permitir un mayor nivel de durabilidad de los mismos, se ha expuesto a todos los alimentos a toda clase de sustancias químicas que favorecen su conservación, a cambio de romper el equilibrio natural que determina el tiempo exacto que un alimento puede considerarse apto para el consumo humano.

Una vez roto ese equilibrio en los alimentos ultra procesados que se consumen en la sociedad moderna, dicho equilibrio adentro del organismo también es roto, ocasionando que las enfermedades derivadas de una mala alimentación con productos sobresaturados con toda clase de sustancias químicas, estén a la orden del día.


Los químicos están en todas partes y no lo sabemos

A todo lo anterior, se debe agregar el permanente uso de pesticidas y sustancias químicas empleadas para el control de las plagas que afectan a los cultivos, así como las cantidades industriales de hormonas y de toda clase de productos químicos que se inyectan y se dan a través de la alimentación a todos los animales de granja aptos para el consumo humano, tales como vacas, cerdos, pollos, ovejas, etc., y que permiten acelerar el proceso de crecimiento y engorde de dichos animales, con el único fin de abastecer la cada vez mayor demanda de alimentos a nivel mundial.

En pocas palabras, en la medida en que el número de seres humanos aumentó paulatinamente en este planeta, en esa misma medida han aumentado las técnicas de procesamiento alimenticio que, desafortunadamente, si bien han permitido mantener el abastecimiento de alimentos a nivel mundial, lo han hecho a cambio de desmejorar completamente la salud de las personas.

Los seres humanos hemos olvidado por completo lo que significa alimentarnos saludablemente con productos orgánicos nacidos de la tierra, libres de pesticidas, hormonas y toda clase de sustancias que afectan sin discusión alguna, el equilibrio que los alimentos deberían garantizar dentro de nuestro organismo.

Muchos más años de vida, pero menos salud

A raíz de esto, las personas viven sus vidas con sus cuerpos funcionando de mala manera y aquejados de diversas enfermedades de toda clase que bien podrían desaparecer por completo, si tan solo se viera a los alimentos como lo que en realidad son: la única medicina que el cuerpo necesita para mantenerse en funcionamiento de una manera completamente saludable.


Que tu alimento sea tu medicina, es una frase que se hace cada vez más extraña para las personas del mundo moderno. Los alimentos ultra procesados, ultra saborizados, en mezclas que no son para nada saludables para el organismo, hacen parte del menú de una inmensa cantidad de hogares alrededor del mundo entero.

Comer de manera sana, sencilla y saludable, es hoy por hoy, algo que la gran mayoría de personas desconoce por completo.

Sumado a la mala alimentación a la que estamos sometidos diariamente, las exigencias de la vida moderna cada vez más demandantes, en un mundo cada vez más competitivo y exigente, han ido resquebrajando poco a poco la calidad de vida de las personas, y las ha engañado haciéndoles creer que hoy en día se viven muchos más años de los que se vivían en la antigüedad.

Si bien es cierto esto último, es decir, que hoy en día se viven muchos más años de los que se vivían antiguamente, bueno es preguntarse, ¿a cambio de qué?, ¿en realidad los seres humanos gozamos hoy en día de una mejor salud y una mejor calidad de vida?, o quizás tal vez hoy en día simplemente vivimos muchos más tiempo pero sometidos a peores condiciones de aquellas en las que vivían las personas de la antigüedad que estaban muchos más cercanas y en una mejor relación de comunión y de armonía con la naturaleza.

La relación del hombre con una correcta alimentación se ha perdido casi por completo, y son muy pocas personas las que hoy por hoy pueden afirmar que alimentan a su cuerpo de una manera saludable.


Volver a lo orgánico

Los alimentos orgánicos, aquellos alejados al menos en buena parte de los contaminantes químicos producidos por el hombre, contienen todo lo que el ser humano necesita para mantener un adecuado equilibrio en el organismo que conlleva a una buena salud.

El cuerpo humano goza de buena salud cuando recibe todo aquello que necesita para mantener esa buena salud. Una buena alimentación, una forma de pensar sana y positiva, una manera de actuar alegre y amigable consigo mismo y con el entorno, son garantía no solamente de unos largos años de vida, sino que son además garantía de unos largos años de vida pero con mucha mayor calidad.

No se trata simplemente de vivir más. Se trata de vivir más en las condiciones apropiadas de salud, lejos de las pastillas, los medicamentos, los remedios y todo lo artificial que necesita el hombre para sentirse bien con su cuerpo.

Que tu alimento sea tu medicina, no fue una frase dicha en vano. Detrás de volver a lo orgánico, de volver a lo natural, se esconde el secreto de la buena salud y la longevidad y si usted desea acceder a ese secreto, entonces buena idea es el comenzar a cambiar los hábitos alimenticios y propender por darle a su cuerpo alimentos de verdadera calidad, porque es en ellos y no en la medicina, en donde se encuentra la base de una salud extraordinaria.

Y usted, ¿cómo se alimenta? Si le ha gustado este artículo, compártalo en sus redes sociales y déjenos un comentario para conocer su opinión.

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