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martes, 30 de julio de 2019

Los retos de la educación


Es curioso ver que en la medida en que más avanza la tecnología, las personas parecieran hacerse cada vez menos inteligentes. Hoy en día gracias a Internet, casi no es necesario pensar. Las tareas de los colegios y de las universidades se convirtieron en un “copy-paste” y cada día más y más personas saben menos de los temas sobre los que se supone que deberían tener información.

¿Para qué pensar en cuánto es cinco por cinco si puedo usar la calculadora en mi teléfono?, ¿para que intentar recordar el nombre de alguien si puedo buscarlo en internet?

Los retos de la educación en los tiempos modernos son cada vez mayores. Son muy pocos los estudiantes que en realidad se esmeran por estudiar y por aprender, y casi que todos los avances que la sociedad hace en los diferentes campos, se sostienen sobre los hombros de unos pocos.

No hay ningún interés por estudiar, por aprender, por avanzar. Pareciera ser que las personas más jóvenes no tuvieran en realidad un interés sincero por el conocimiento. Redes sociales, drogas, sexo y dinero fácil son la consigna de una cada vez mayor cantidad de niños y adolescentes a los que prácticamente poco o nada les interesa superarse a sí mismos a través del estudio y la educación.


Sin soluciones visibles

Y respecto a esto, el sistema educativo tradicional no ofrece mayores soluciones. La educación se sigue viendo como algo pesado, aburrido, y que pareciera ser que no sirve para nada en la vida práctica.

Hay una falta de innovación y de renovación total y absoluta que convierta a la educación en algo atractivo para los estudiantes, y no en ese compromiso que debe cumplirse como una manera de poder integrarse dentro de los esquemas existentes en cada sociedad.

Por una parte, la educación dejó de ser algo vital para las personas, y al igual que muchas otras cosas, pasó a convertirse en un negocio en el que lo único que importa es el margen de ganancias que se pueda obtener a través de la prestación de este servicio.

Desde este punto de vista, las escuelas, colegios y universidades, no contratan precisamente a los docentes capaces de motivar e incentivar a sus alumnos para que se interesen por el conocimiento, sino que, por el contrario, contratan tan solo a las personas con las cuales puedan cumplir con una jornada educativa de un determinado número de horas por día.

Que los docentes sean buenos o malos, que hagan bien o no su trabajo, no importa. Lo único que pareciera importar es que los estudiantes paguen los costos de su educación, y si no lo hacen los estudiantes, como en el caso de los países en donde el costo de la educación es asumido en su totalidad por el gobierno, pues finalmente lo único que sigue importando es cumplir con el requisito de suministrar educación, pero sin nadie que supervise la calidad de lo que se enseña en las aulas de clase.

Profesores que enseñan administración de empresas cuando jamás en su vida han administrado o creado alguna, ingenieros que jamás han ejercido su profesión, profesores de bellas artes que jamás han expuesto en una galería, son tan solo una muestra insignificante de la problemática existente en torno a la educación y que obviamente desmotiva a los estudiantes. ¿Cómo puede un profesor enseñar algo que nunca en su vida ha puesto en práctica? Este es uno de los problemas más grandes a los que se enfrenta la enseñanza moderna, el no contar con las personas idóneas para generar de forma amena, práctica y real, el proceso adecuado de transmisión de conocimiento a los estudiantes.

Y finalmente, todo hace parte de una cadena, de un círculo vicioso para el que pareciera ser que encontrar una salida, una solución, no es una tarea fácil.


Ayuda negativa

Los estudiantes encuentran en la tecnología la herramienta perfecta que les evita por completo la necesidad de esforzarse y de pensar y además de eso, encuentran en sus lugares de estudio a personas que se paran frente a ellos con el compromiso de enseñar, pero sin el carisma suficiente para ganarse la atención de aquellos a quienes se les está impartiendo la educación.

Frente a este panorama, los retos de la educación son cada vez más grandes y las soluciones parecieran no verse con facilidad. Sin duda alguna la tecnología ha impactado de manera negativa a la mayoría de estudiantes, bombardeándolos con información inapropiada de manera permanente y llevándolos a necesitar exigirse cada vez menos para poder responder a los retos que plantea la educación, y a su vez, los centros de enseñanza se han alejado por completo de su objetivo principal que es capacitar y enseñar, para irse en pos del dinero y las ganancias. Sin duda alguna, un panorama educativo que no es para nada alentador.

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